NACIMIENTO de una ASESINA

Relato enviado por: Tati


Volviendo sobre mis propios pasos y pisando cuidadosamente cada huella que anteriormente había dejado, me sequé la frente del sudor frío que la recorría.

Esta vez los zapatos dos tallas mayores a mi número y de género masculino se quedaban pegados a consecuencia de la sangre que había estado pisoteando sin ningún cuidado, además, me hacían caminar torpemente.

Al llegar al pedrusco me detuve, encendí un cigarro y le dí una profunda calada.

Tuve el cuidado de no dejar la colilla a la mano de cualquier investigador con aspiraciones que pretendiera atraparme o descubrirme, se lo estaba poniendo difícil y sólo era mi segunda víctima.

Además, la primera fue, cómo lo explicaría, casual.
La sensación de poder era absoluta. Quería jugar.

Sin saber cómo, mientras me regodeaba de mi reconfortante hazaña en aquel pedrusco, mi querido atacado como si del mismo Ave Fénix se tratara, resurgió de sus cenizas para pasar a ser atacante. Me encantó, no esperaba menos de él, sino no lo habría elegido.

Le dejé aproximarse (más bien le dejé arrastrarse) mientras me tiraba pequeñas piedras. Cuando lo tuve lo suficientemente cerca, mi cuchillo especial pasó a ser parte integrante de su cuerpo y paró su corazón de un golpe seco.

Me cabreó, no quería que aquello acabara tan pronto. La próxima vez tendré más cuidadito.




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